Por Fernando Soto Rojas
Palabras expresadas en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño, y en la Plaza de Catia, ambos en Caracas, en la tarde y noche del lunes 08 de abril de 2013.
- Estamos en la recta final. La suerte está echada para la batalla de este domingo 14 de abril.
El resultado debe ser contundente, claro y categórico a favor del movimiento bolivariano, y en medio de un pueblo que debe estar en la calle, alerta y en permanente comunicación a través de los diversos mecanismos que tiene el movimiento popular para la conquista y defensa del voto.
- Esta no es la batalla final, por cuanto el enemigo local y mundial sigue siendo poderoso, aunque tiene serias limitaciones y dificultades con motivo de su propia crisis estructural y los enfrentamientos de diversos signos que se dan por parte de organizaciones populares y Estados independientes en la región y en el mundo.
Sigue teniendo el control de la economía mundial a través del dólar, ejercen y presionan a través de la dictadura mediática mundial y local y amenazan con su poderío militar.
Ellos, su política y la estrategia es la desestabilización de Venezuela, el derrocamiento de la Revolución Bolivariana y facilitar la intervención yanqui con vistas a apoderarse de la riqueza minero petrolera y transformar a Venezuela en colonia otra vez.
- Este combate, definido por el Comandante Chávez: de unidad, lucha, batalla y victoria para garantizar su éxito, con un mando único, se inscribe en una estrategia prolongada y en la cual la táctica o las tácticas que tienen que ver con formas infinitas de organización y lucha, propaganda y maniobras, deben ser muy creativas y con aliento popular.
Esta planteado sistematizar una táctica electoral revolucionaria que la asuman y la dominen completamente los cuadros y militantes del movimiento en general.
Pero por ahora hay que trabajar durísimo, muy duro con Maduro y ello significa:
- Buscar el voto popular y su defensa.
- Todos debemos estar movilizados.
- Alerta y en comunicación.
- Ser propagandista y agitador.
- Estar organizados en algo significativo, porque en esencia la política es razón y fuerza, y quien ande solo en las circunstancias de hoy es imperdonable.