Por Fernando Ramón Bossi *
Cuando en diciembre de 2004, en la Habana, los comandantes Hugo Chávez por Venezuela y Fidel Castro por Cuba, firmaban la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), pocos visualizaban la perspectiva y potencialidad de dicho acuerdo; más bien lo ubicaban dentro del marco general de una simple declaración bilateral de reafirmación de hermandad cubano-venezolana.
Pero si teníamos en cuenta el desarrollo de las exitosas misiones sociales bolivarianas implementadas en Venezuela y la experiencia internacionalista de Cuba, era fácil deducir que este acuerdo trascendía las fronteras de ambos países para ubicarse en el centro de la problemática regional, ofreciendo una alternativa real de integración solidaria, más allá de los acuerdos regionales existentes o como contrapartida a la oferta imperialista de ALCA o TLCs.
Los pueblos contra el modelo neoliberal y el ALBA como alternativa de unidad de la Nación Latinoamericana Caribeña
Durante el período que abarca desde finales del 2005 hasta finales del 2006, casi la mitad de los países latinoamericanos ejercieron el derecho al voto para elegir presidente. Un poco más de dos tercios de la población de Nuestra América se pronunció en las urnas, dando como resultado que más del 50 por ciento, o sea la mayoría, apoyó a quienes representaban alternativas frente a aquellos que esgrimían proyectos neoliberales.
Así llega al gobierno el Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia y Evo Morales no duda en ingresar inmediatamente al ALBA. Daniel Ortega, presente en la firma del Compromiso Sandino (21 de agosto de 2005, municipio Sandino, Pinar del Río, Cuba) cumplió la promesa que hiciera en esa ocasión de ingresar al ALBA cuando fuera electo nuevamente como presidente de los nicaragüenses. Rafael Correa, presidente del Ecuador por elección popular, ya ha manifestado en varias oportunidades su voluntad de sumarse al proyecto unionista.
Cinco países, podemos decir hoy, sustentan el ALBA, y no es casual que hablemos de aquellos en que sus gobiernos enfrentan al imperialismo del Norte con mayor decisión y coraje. Es entonces que en este espacio de encuentro, es donde se está librando hoy una de las experiencias más importantes para el destino de nuestros pueblos: la construcción de la unidad de Nuestra América.
Si bien otros espacios coexisten en el camino de la integración, unos con soberanía y otros sin ella, lo cierto es que únicamente en el ALBA se configura un nuevo modelo de entendimiento entre pueblos hermanos. La discusión plantada por el presidente Correa cuando sostiene que debe hablarse de la “Nación Suramericana” en vez de “Comunidad de Naciones Suramericanas”, vale decir, el reconocimiento de que todo el territorio al sur del Río Bravo es una sola nación y no una sumatoria de naciones diferentes; como la aclaratoria del presidente Chávez cuando prioriza y enfatiza sobre la necesidad de utilizar el término unidad en lugar de integración, demuestra a las claras la intencionalidad de avanzar mucho más aún.
¿Nuevos países se incorporarán al ALBA?
Ahora ¿es posible la incorporación de nuevos países a la propuesta ALBA? En principio todo indicaría que en lo inmediato no. Las próximas elecciones serán en Argentina, Guatemala y Paraguay.
En el primer país mencionado, hay indicios claros que el kirchnerismo, a través del propio Néstor Kirchner o su esposa Cristina Fernández, logrará renovar el mandato. Si bien Kirchner es uno de los presidentes más amigos de Venezuela y sólido miembro del MERCOSUR, no hay ninguna señal por parte de la Casa Rosada de querer incorporarse al espacio ALBA. En Guatemala, hasta el momento, las elecciones se disputarán entre diferentes personajes que representan al status quo. La candidatura de Rigoberta Menchú aún no se perfila de forma tal que podamos caracterizarla como alternativa al régimen neoliberal. En Paraguay, en cambio, sí existe una posibilidad concreta a través de la candidatura de Fernando Lugo, quien hoy, según diferentes encuestas, se posiciona entre los favoritos. El sacerdot e ha manifestado en diversos escenarios su simpatía por el proceso bolivariano y su vocación unionista sudamericana.
En síntesis, salvo el caso paraguayo, donde todavía falta mucha “tela por cortar”, no se visualiza, en el breve plazo, la posibilidad de que otros países se incorporen al ALBA.
El ALBA hoy: fortalezas
Considerando los cinco países (incluimos a Ecuador aunque todavía no se haya producido la incorporación formal), el acuerdo ALBA involucra a una población de más de 67 millones de personas y una superficie de 2.535.000 kilómetros cuadrados. Casi un cuarto de superficie y población de los Estados Unidos, y eso no es poco.
Ahora bien, la principal fortaleza del ALBA, más allá de las enormes potencialidades económicas (recursos energéticos, minerales, alimentos, biodiversidad, etcétera), radica en el carácter revolucionario de cada uno de sus gobiernos, con el compromiso y el protagonismo del pueblo que eso conlleva.
Cuando desde el ALBA se sostiene que la unidad debe avanzar por nuevos caminos, priorizando lo social, lo cultural y lo político, vale decir el pago de la deuda social con los pueblos; como asimismo avanzar en lo económico a partir de la cooperación, complementación, solidaridad y respeto a las soberanías, se plantan sólidas bases para ir más allá de un simple proceso de acuerdos como los conocidos hasta el momento.
La participación popular, en todos los procesos abiertos en los países integrantes del ALBA, son la garantía del nuevo modelo unionista. En salud, educación, asistencia técnica, cultura, economía popular, género, pueblos originarios, seguridad social, defensa nacional, medio ambiente y todos los rubros involucrados en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, ya comienzan a aparecer lineamientos de trabajo mancomunados que ayudarán a solucionar problemas comunes de cada uno de los países y de difícil resolución encarados individualmente.
Como ejemplo de lo mencionado, podemos citar el la lucha por la erradicación del analfabetismo. Cuba ya hace muchos años fue declarada país libre de este flagelo. Venezuela ha seguido el mismo rumbo. Nicaragua tiene una vasta experiencia al respecto y tanto Bolivia como Ecuador han iniciado la gesta en pos de erradicar definitivamente este mal. La educación por lo tanto, en todas sus etapas, pasa a cumplir un rol fundamental para estos gobiernos. Si pensamos que en pocos años, como lo ha alcanzado Cuba, todos los países involucrados en el ALBA tendrán una educación de excelencia, gratuita, obligatoria y con contenidos adaptados al nuevo modelo transformador, fácil será deducir la potencialidad del ALBA ante otros espacios existentes.
Una población conciente del camino emprendido, con espíritu patriótico y unionista, capacitada técnica y profesionalmente y con “moral y luces” como señalaba Simón Bolívar, ya se comienza a configurar en los países adherentes al ALBA.
Ahora, veamos a vuelo de pájaro ciertos aspectos de orden económico y sus potencialidades reales:
Venezuela, Bolivia y Ecuador son países petroleros y, los dos primeros, grandes productores de gas. El tema energético por lo tanto, vital para cualquier tipo de desarrollo endógeno, se presenta dentro de las fortalezas a contabilizar. Si a esto le sumamos los pasos ya emprendidos para desarrollar una poderosa industria petroquímica y la potencialidad hidroeléctrica de varios de los países involucrados, podemos afirmar que el ALBA cuenta con recursos envidiables en un mundo donde la problemática energética adquiere dimensiones complejas.
El oriente de Bolivia como el occidente y centro venezolano son zonas sumamente aptas para la producción ganadera. La agricultura, a través de la reforma agraria y la lucha contra el latifundio que se lleva adelante en estos países, con la ayuda crediticia necesaria, el suministro de maquinarias agrícolas y la capacitación técnica adecuada para el campesinado, impone un incentivo enorme para alcanzar en corto plazo la seguridad y soberanía alimentaria. Maíz, soja, caña de azúcar, cacao, café, frutas, papa, porotos-caraotas, coca, mandioca y legumbres son producciones importantes, si se tiene en cuenta que ya no serán solo para usufructo de los terratenientes y la burguesía vinculada al comercio exterior, sino en beneficio de toda la población.
En cada uno de los países del ALBA existe un potencial enorme de biodiversidad como lo hay en pocas zonas del planeta. Si a esto le sumamos el desarrollo alcanzado por la industria farmacéutica cubana, podemos deducir las posibilidades que se abren en esta materia. Asimismo a este potencial, habría que agregarle el aporte de los saberes y conocimientos de las culturas milenarias originarias.
En minerales también existe una riqueza inmensa en la sumatoria de los cinco países: hierro, aluminio, bauxita, níquel, estaño, oro, carbón por ejemplo. La instalación de altos hornos y la construcción de importantes plantas siderúrgicas evitará la tradicional exportación de materias primas, incorporará valor agregado y proveerá de suministros estratégicos para el desarrollo de la industria nacional.
Tampoco es subestimable el hecho de que los países adherentes al ALBA poseen una inmensa riqueza en agua potable; considerando el valor estratégico del vital líquido en un futuro inmediato.
En el plano geopolítico hay que contemplar la posibilidad real de la construcción de un nuevo canal que atravesaría el territorio nicaragüense conectando las aguas del Atlántico con las del Pacífico. Esta empresa, incluida en el programa del Presidente Daniel Ortega, aprovecharía las ventajas que presenta la geografía de Nicaragua y abriría un espacio más para el flujo del comercio entre los continentes.
Amenazas y desafíos
Pero conjuntamente con las fortalezas y potencialidades que presenta el ALBA, también debemos señalar ciertas dificultades que se manifiestan hoy de manera amenazante o como dificultades a salvar:
La permanente acción conspirativa del imperialismo yanqui y sus aliados nativos (bloqueo y constante hostigamiento a Cuba; golpismo, campañas mediáticas y boicot estimulado desde la Casa Blanca contra la Venezuela Bolivariana; injerencismo y presiones contra los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, etcétera).
Las maniobras secesionistas de las oligarquías nativas. En septiembre del año pasado se mantuvo una reunión en Guayaquil bajo el pomposo nombre de Foro Internacional por la Libertad y Autonomía Regional (FICAR1) con representantes de las oligarquías regionales de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Guayaquil (Ecuador) y Zulia (Venezuela). Allí, los agentes del secesionismo, resolvieron fundar la Confederación Internacional por la Libertad y la Autonomía Regional (CONFILAR), organismo financiado por la USAID (Estados Unidos) y la GTZ (Alemania), entre otras entidades al servicio del imperialismo. Una ofensiva en esta dirección se prepara indisimuladamente contra los gobiernos populares de Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez.
Las provocaciones provenientes de países limítrofes con gobiernos neoliberales. El caso de Colombia con las fumigaciones en la frontera con Ecuador, responde a una campaña de provocación al gobierno popular de Rafael Correa, como asimismo la actitud de Colombia “recalentando” el tema del litigio con Nicaragua por los archipiélagos de San Andrés y los cayos de Roncador, Quitasueño y Serrana, en el Mar Caribe, son parte de una ofensiva que encaran los gobiernos afines a los Estados Unidos a través de presidentes como Uribe, Calderón o García.
La última Cumbre de Presidentes del Plan Puebla Panamá, paralela a la Cumbre Energética celebrada en Venezuela, y con la incorporación de Colombia, es un claro signo por parte de los gobiernos adversos al ALBA, encabezados por México y ahora Colombia, para impulsar un modelo de integración dependiente y sumiso a los intereses imperialistas. Este bloque de países pretende contraponerse al de los gobiernos independientes de Washington. Desde México hasta Colombia de proyecta el PPP y éste ensambla perfectamente con el Plan Andes 2020. Con excepción de Ecuador y Bolivia en el área andina y Nicaragua en Centroamérica, el eje que pretende conformar el imperialismo, vale decir la integración dependiente al decir del intelectual uruguayo Vivián Trías, tendr ía como trayecto dominante el eje Pacífico, desde México a Chile, con salida a ambos océanos hasta Colombia incluida, con una rama fuerte hacia el Caribe a través de República Dominicana, Puerto Rico y las islas sin independencia política y con continuidad hacia al sur vía Perú y Chile (no olvidar que este país fue uno de los primeros en firmar el TLC).
La herencia de los modelos neoliberales, que dejaron en la ruina a países como Bolivia y Nicaragua, colocándolos, junto a Haití, entre los tres países más pobres de la región.
La falta de fronteras comunes entre los cinco países integrantes del ALBA. Esta realidad, inmodificable hasta que no se incorporen nuevos países o regiones, tendría que ser un estímulo para emprender con decisión proyectos comunes vinculados al área de los transportes aéreo y marítimo.
El peso de los aparatos del Estado y los Estados en sí mismos, conformados hace un siglo y medio a fin de administrar las repúblicas oligárquicas al servicio de las grandes metrópolis. Las necesidades políticas en el proceso unionista, requieren de un proceso de fuerte aceleración en la transformación de los actuales Estados oligárquicos en Estados revolucionarios al servicio de los intereses populares y de las políticas de integración.
La colonización pedagógica, que durante años y años se ensañó sobre la conciencia de la población, aun sigue manifestándose con peso y eficiencia. Si consideramos que los medios de comunicación de masas, en gran medida siguen siendo manejados por el gran capital, es lógico deducir que una “quinta columna” se presenta en las propias filas unionistas. Controlar los medios de comunicación e información como asimismo cambiar los programas de estudio desde el nivel primario hasta el universitario es insoslayable para el proyecto estratégico de unidad.
Inventamos o erramos
¿Cómo seguir avanzando en el ALBA más allá de los países ya involucrados? La respuesta está en la misma filosofía que propone el ALBA: la integración desde los pueblos.
Y ahí es donde aparece un infinito horizonte de organizaciones sociales, instituciones de diferente tipo, Universidades, empresas recuperadas, centrales sindicales, medios de comunicación alternativos, cooperativas, etcétera, más los gobiernos locales de signo progresista y unionista (Alcaldías y Gobernaciones), que pueden sumarse al ALBA desde la perspectiva de la integración desde los pueblos. No casualmente, el Presidente Chávez ha comenzado a llamar al ALBA como Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
El techo alcanzado circunstancialmente por el ALBA, techo en torno a la incorporación de nuevos países a través de los gobiernos, no sería tal al abrir las posibilidades de incorporación a miles de organizaciones populares y gobiernos locales dispuestos a construir la unidad latinoamericana caribeña desde la óptica de la solidaridad, el bien común, la complementación y la cooperación.
Hacia el Encuentro Pueblos y Gobiernos
Los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales han convocado a un Encuentro entre Pueblos y Gobiernos, en la ciudad de Cochabamba, para noviembre de este año. Este evento reviste un carácter estratégico para el futuro del ALBA. Ir avanzando en la realización de encuentros nacionales y regionales previos, a fin de llegar a noviembre con propuestas concretas, elaboradas y consensuadas en el seno del movimiento popular, es una tarea impostergable.
Considerando el potencial del movimiento popular es factible ir proyectando diferentes líneas de trabajo, por ejemplo:
Desde las Universidades: avanzar hacia la Universidad del Sur, en el marco de una nueva Reforma Universitaria a la altura de aquella que en 1918 trasformó la vieja universidad clerical y conservadora.
Desde el movimiento obrero: confluir en una poderosa Central Obrera Latinoamericana Caribeña, que cumpla un rol protagónico en el proceso de unidad continental, defensa de la producción nacional y profundización de la justicia social ante la voracidad de las burguesías transnacionalizadas y las multinacionales imperialistas.
Desde el movimiento campesino: fortalecer la unidad de las centrales campesinas para avanzar y profundizar los programas de reforma agraria y guerra al latifundio; acceder al crédito, maquinarias y capacitación técnica en función del interés nacional y regional. Impulsar los fondos de semillas criollas y autóctonas con apoyo de los gobiernos contra el monopolio de las empresas imperialistas, como asimismo participar en el Tratado de Comercio de los Pueblos en la cooperación y complementación solidaria.
Desde el movimiento indígena: conformación de un poderoso movimiento indígena continental.
Desde los gobiernos locales: incorporación al ALBA explotando las potencialidades de cada región en el marco de la complementación, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos. Conformación de una red latinoamericana y caribeña de alcaldía e intendencias adheridas al ALBA.
Desde las Fuerzas Armadas: comenzar a discutir un programa de Defensa Nacional de la Patria Grande en el marco de la propuesta de creación de una organización latinoamericana caribeña de militares en el espíritu del Congreso Anfictiónico de 1826 y la Batalla de Ayacucho y el legado de los libertadores.
Desde el movimiento cooperativo, las Apymes, las empresas recuperadas y la economía social: avanzar en nuevos modelos productivos, absorbiendo mano de obra desocupada, recibiendo créditos preferenciales, formación técnico-profesional como asimismo participación en el Tratado de Comercio de los Pueblos.
Desde los científicos y técnicos: crear una organización latinoamericana caribeña que, conjuntamente con las universidades de la región, impulsen el desarrollo de una ciencia y tecnología acorde a las necesidades de cada uno de nuestros países y de la región.
Desde los parlamentarios: fortalecer la Red de Parlamentarios por el ALBA, a fin de impulsar las leyes que facilitan los procesos de unidad e integración.
Desde los movimientos sociales urbanos: promover organizadamente todas aquellas iniciativas vinculadas al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos (vivienda, reforma urbana, salud, educación, seguridad, salud y recreación).
Desde los medios de comunicación alternativos: apoyar y defender Telesur, como asimismo avanzar en Radio del Sur y en la formación de agencias de informaciones comprometidas con nuestros pueblos y la unión latinoamericana caribeña.
Sin duda que todas estas iniciativas, ya esbozadas en encuentros, foros, talleres y otros eventos que se han dado en el transcurso de los últimos años, necesitarán de financiamiento. Es por lo tanto que el Banco del Sur es una propuesta fundamental e imprescindible a la hora de avanzar con pasos sólidos a la integración de la Patria Grande.
Conclusión:
A más de dos años de la fundación del ALBA, cuidar que la plantita sembrada crezca derecha y fuerte será responsabilidad de todo el pueblo organizado de la Patria Grande, sin dejar de pensar, en el breve plazo, en avanzar en la conformación de un poderoso movimiento político revolucionario y unionista latinoamericano caribeño. Creemos que la hora de la América Latina Caribeña ha llegado. Que así sea está en nuestras manos.
* Secretario de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos. Director de la revista Cuadernos para la Emancipación y del Portal ALBA.